Una niña de ocho años encontró una daga de la Edad de Piedra mientras jugaba en el patio de su colegio en Noruega. La estudiante mostró el objeto a sus maestros, quienes notaron su rareza y contactaron a las autoridades arqueológicas para que lo examinaran. Después de ser identificada, se descubrió que la daga tenía 3700 años y se entregó al Museo Universitario de Bergen. La niña indicó los detalles del lugar donde se hacía el descubrimiento para que los arqueólogos excavaran la zona, aunque no encontraron otros objetos similares.
En enero, otra niña de nueve años encontró un diente de megalodón prehistórico de 12 centímetros en una playa de Maryland. Como amante de los fósiles, la estudiante caminaba en busca de restos de tiburón en las playas locales. En Navidad, pidió a sus padres que le compraran botas de agua fría para buscar dientes en la bahía de Chesapeake. Su búsqueda resultó en el descubrimiento del megalodón, que fue llevado a un museo local y confirmado por un curador de paleontología como un hallazgo “único en la vida”.