El economista ultraliberal, diputado y precandidato a presidente, Javier Milei, presentó su libro “El fin de la inflación” durante la Feria del Libro de Buenos Aires. En su libro, Milei argumenta que la eliminación del Banco Central argentino y la dolarización del país eliminaría la inflación por completo.
El líder de la facción opositora La Libertad Avanza sostiene que un sistema sin moneda no puede tener inflación y lo que se generan son cambios de precios basados en la oferta y la demanda. Milei propone un sistema de competencia de monedas, eliminando el sistema fraccionario por un sistema de “free banking” (banca libre).
La banca libre daría libertad a los bancos de imprimir sus propios billetes, no tendrían regulaciones y serían tratados como el resto de las empresas. Los bancos centrales no tendrían ningún rol a cumplir y la emisión del mismo estaría congelada permanentemente, por lo que no existiría una agencia gubernamental para actuar de monopolio y de “prestamista de última instancia”, ya que sería el sector privado quien tomaría ese lugar. Para fundamentarse, el diputado libertario se basó en los números hiperinflacionarios de 1991 previo a la implementación del plan de convertibilidad.
Milei cargó contra uno de los principales motivos de la subida inflacionaria, la emisión monetaria, donde el Banco Central es el único que puede imprimir moneda de curso legal. Los últimos datos oficiales revelaron que Argentina sufrió una subida interanual del 108,8 % y los precios al consumidor crecieron un 8,4 % mensual. Según Milei, la eliminación del organismo rector del sistema financiero argentino terminaría derivando en una dolarización que permitiría una economía más estable, ya que la divisa norteamericana es la más utilizada por la ciudadanía para operar.
En resumen, Milei propone la eliminación del Banco Central argentino y la dolarización del país como solución a la inflación. Sostiene que un sistema sin moneda no puede tener inflación y propone la banca libre como alternativa a los bancos centrales. La eliminación del organismo rector del sistema financiero argentino terminaría derivando en una dolarización que permitiría una economía más estable.