Pemex, la empresa petrolera estatal de México, tiene un impacto significativo en la salud financiera de los ciudadanos del país. A través de impuestos tales como el Impuesto sobre la Renta y el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios, el gobierno obtiene ingresos por la venta de petróleo y productos derivados de Pemex. Estos ingresos petroleros representaron el 22.4% del presupuesto del sector público en 2022, y el gobierno depende en gran medida de ellos para financiar los servicios públicos, incluyendo la salud, la educación y la seguridad. Además, el precio de los productos petroquímicos y la gasolina afectan a la economía en su conjunto, incluyendo los costos de transporte, producción y distribución.
A pesar de su importancia para la economía mexicana, la producción de Pemex ha estado en declive por varios años debido a la reducción en los yacimientos petrolíferos, los altos costos operativos y la tecnología limitada de la empresa. El endeudamiento de Pemex ha aumentado significativamente en los últimos años, y el gobierno de México ha respaldado a la compañía en el pago de la deuda. Si bien el gobierno ha emitido deuda para pagar la deuda de Pemex, esto ha supuesto una disminución de los recursos destinados a otros sectores, como la salud y la educación.
Aunque se espera que la producción de Pemex continúe disminuyendo, el gobierno mexicano ha tomado medidas para mejorar la situación. En 2013, el gobierno autorizó a las empresas extranjeras a extraer petróleo de los pozos mexicanos, lo que ha permitido a Pemex aumentar sus ingresos y mejorar su capacidad tecnológica. Sin embargo, la dependencia del gobierno de los ingresos petroleros sigue siendo alta, lo que subraya la importancia de que Pemex mantenga su posición líder en el mercado y recupere sus niveles de producción anteriores.