Rusia y China arremetieron contra la cumbre del G7 en Hiroshima, en la que los líderes de las principales democracias prometieron nuevas medidas contra Rusia y hablaron sobre su creciente preocupación por China. El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, criticó al G7 por pretender “disuadir” a Rusia y China. Mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino acusó al G7 de “obstaculizar la paz internacional” y dijo que el grupo debía “reflexionar sobre su comportamiento y cambiar de rumbo”.
Los acuerdos del G7 siguen a un endurecimiento de las actitudes sobre China en algunas capitales europeas, a pesar de las diferentes opiniones sobre cómo manejar las relaciones con el socio económico clave, considerado por EE.UU. como “el desafío más serio a largo plazo para el orden internacional”. Los líderes también se comprometieron a tomar nuevas medidas para frenar la capacidad de Rusia de financiar y alimentar su guerra, y a intensificar la coordinación en materia de seguridad económica. La réplica de Beijing instó al G7 a “no convertirse en cómplice” de la “coerción económica” estadounidense.
En un histórico comunicado conjunto, los países miembros del G7 expresaron la postura más detallada del grupo sobre China hasta la fecha, subrayando la necesidad de cooperar con la segunda mayor economía del mundo, pero también de combatir sus “prácticas malignas” y su “coerción”. La preocupación por el comportamiento de China se intensificó tras la creciente agresión militar de Beijing hacia Taiwán y las sanciones económicas contra Lituania a raíz de un desacuerdo sobre Taiwán. La capacidad de los líderes del G7 para firmar una declaración “tan específicamente dirigida a Beijing” habría sido “difícil de creer” hace dos años, según un analista del Centro de Geoeconomía del Atlantic Council.
Los acuerdos del G7 llegan en un momento en el que China ha estado reuniendo a sus diplomáticos en un intento concertado de reparar los lazos con Europa, en gran medida presentándose como un posible agente de paz en la guerra de Ucrania, incluso si esa afirmación ha sido recibida con escepticismo. El viaje del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, al G7 asiático también es una forma de presionar a China para que apoye una solución que se ajuste a los intereses de Kyiv en cuanto a su integridad territorial y la retirada de las tropas rusas de Ucrania. Un funcionario de alto rango de la Casa Blanca dijo que EE.UU. espera que China vea la cumbre de esta semana como una señal de “resolución” y que China podría tener un papel significativo para ayudar a poner fin a la guerra en curso.