El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, busca en la tercera y última jornada de la cumbre del G-7 en Hiroshima, Japón, convencer a los aliados de que sigan aumentando el respaldo a su país y persuadir a los líderes de importantes países no alineados presentes en la cumbre, como India, Brasil e Indonesia, para que reconsideren su posición.

Zelenski y sus socios occidentales confían en que el contacto personal y un argumentario fundamentado en valores fundacionales de la ONU, como el respeto a la soberanía e integridad territorial de los países, puedan de alguna manera influir en los razonamientos interiores de los líderes mencionados. La visita de Zelenski no fue anunciada públicamente hasta pocas horas antes de su llegada, pero la presidencia japonesa había informado con anticipación a todas las delegaciones.

La India y Brasil revisten especial importancia para Ucrania, ya que Nueva Delhi mantiene profundos lazos con Moscú y su buena disposición es un importante balón de oxígeno para el Kremlin, mientras que Brasil es un líder popular, con mucho predicamento entre los electorados progresistas y con amplios contactos personales en el mundo y trabaja en activar negociaciones de paz. Zelenski mantuvo ayer varias reuniones bilaterales con los líderes presentes en Hiroshima, y hoy está previsto que participe en dos sesiones del G-7, así como mantendrá una bilateral con el presidente de EEUU, Joe Biden.

Los Siete dieron una nueva vuelta de tuerca a las medidas para asfixiar la economía rusa y su capacidad de sostener el esfuerzo bélico, incluyendo restricciones de exportación y planes para golpear la industria rusa de los diamantes. Además, la cumbre fue marcada por un notable cierre de filas de los socios del G-7 ante China, con una posición común que pone en marcha mecanismos de cooperación para contrarrestar las que los occidentales consideran prácticas de “coerción económica” de China.

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