Los científicos han estado advirtiendo sobre la posible formación del fenómeno de El Niño durante el verano boreal, dado el calentamiento “brusco e inesperado” de los océanos. La posibilidad de que en los próximos meses se forme un Niño potente preocupa a los científicos, en un contexto en el que se ha detectado un aumento adicional de las temperaturas globales.

Para predecir el fenómeno de El Niño, los científicos miden diversos factores, como la velocidad de los vientos alisios y las temperaturas de las aguas de los océanos. Además, los científicos del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL, por sus siglas en inglés) de la NASA usan imágenes satelitales para estudiar las ondas Kelvin y así poder predecir con mayor certeza las probabilidades de que se genere El Niño.

Las ondas Kelvin son algo que usualmente se ven como precursoras de El Niño, ya que llevan agua cálida, asociada con niveles más altos del mar, desde el Pacífico occidental hasta el Pacífico oriental, hacia la costa oeste de Sudamérica. Las mayores temperaturas en la superficie y las profundidades del agua generan mayor evaporación, con lo que se dan fenómenos climáticos extremos, lo que afecta a la vida silvestre y los ecosistemas.

Con el aumento de las temperaturas globales a causa del cambio climático, cualquier aumento adicional que puede traer El Niño tendrá consecuencias significativas. Los datos satelitales del periodo entre marzo y abril mostraban que para el 24 de abril, las ondas Kelvin habían acumulado mayores niveles de aguas más cálidas en las costas de Perú, Ecuador y Colombia.

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