La marca italiana Ferrari ha dado mucho que hablar en los últimos meses, en gran medida gracias a su política de transformación a mediano y largo plazo, que prevé la llegada del primer Ferrari eléctrico en 2025. Sin embargo, uno de los aspectos que más ha llamado la atención es la reciente declaración de su CEO, Benedetto Vigna, en la que aseguró que la conducción autónoma no interesa a la compañía y que, por lo tanto, no se implementará en sus automóviles.
Para Ferrari, la esencia de la marca es indisoluble de la experiencia de conducción, y aunque compromete parte de su desarrollo a la electrificación, esta no implica la pérdida de sus cualidades deportivas y apasionadas. En este sentido, la introducción del primer Ferrari eléctrico será un reto importante, pero no comprometerá la tradición de la marca.
Es importante destacar que Ferrari tiene un gran control sobre su destino, lo cual le da la libertad de tomar este tipo de decisiones a nivel tecnológico. A diferencia de otros fabricantes, que son parte de una OEM, Ferrari desarrolla su propia tecnología en Maranello. Así, aunque no tenga los desarrollos de un grupo industrial como Stellantis, esto no afectará a sus planes de electrificación.
En cuanto a la conducción autónoma, Vigna asegura que Ferrari cuenta con la inteligencia de software necesaria internamente para fabricar sus vehículos eléctricos y que, en todo caso, ha hecho las asociaciones necesarias con los desarrolladores de baterías para producir un automóvil eléctrico de calidad antes de la fecha límite de 2025.
Por tanto, para Ferrari, la esencia de la marca no se negocia. La conducción de una Ferrari es indesligable de la emoción y pasión que transmite la experiencia de conducción, que no puede ser delegada a una máquina. En un mundo en el que la conducción autónoma es cada vez más común, las declaraciones de Vigna pueden parecer un tanto polémicas, pero son una muestra de la valentía y convicción de una marca que se enorgullece de su legado y su tradición.
